“Al arte verdadero no le hacen falta proclamaciones...

...y se realiza en silencio”. La frase pertenece al último volumen de En busca del tiempo perdido de Proust. No es que nos hayamos leído los siete tomos de la magna obra del novelista francés, pero sí hemos degustado un delicioso ensayo titulado Metafísica del Aperitivo que revisita citas como esta.


Si consideramos que el vino es arte verdadero -que lo es- os invitamos a aplicar la cita y que dejéis que el silencio permita que el vino hable por sí solo.


Difícil tarea cuando corren tiempos en los que “la comunicación ha absorbido a la reflexión, y la propaganda a la comunicación”. Y es que cuando la moda es gritar y publicar todo teléfono en mano, quizá haya “más modernidad en contemplar en silencio cómo se consume la hoguera”.


Y si frente a esa hoguera nos acompaña una copa “de ese jugo divino de septiembre”, que metaforeaba Voltaire, nos encontraremos en una privilegiada situación de disfrute. Silencio y vino, y que este se exprese.


Metafísica del Aperitivo (de donde hemos robado los entrecomillados de este texto) nos ha llevado a ponernos metafísicos en octubre. Es lo que tienen los buenos textos, que se te meten en las venas, como cuando dejamos fluir al buen vino hasta que apuramos “ese dedo de taninos que queda en el fondo de la copa”.

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