La belleza está en el interior: Peñamonte 5 meses

La belleza está en el interior. Yo esto lo aprendí a los 10 años viendo La Bella y la Bestia de Disney: aquel príncipe poderoso afectado por una maldición por negar auxilio a una paupérrima anciana. Que visto con perspectiva, igual la mala de la historia era la nonagenaria y no el egocéntrico noble.

No quiero quitarle gravedad al gesto egoísta del rubiales, que siempre he pensado que todos los solteros ricos que viven en castillos son unos cabrones, pero que imagínate tú que sin ir más lejos esto te pasa en un día como el ayer: a media tarde en tu casa, que estás con tu tercer gin tónic viendo a ver si marca el Madrid, y que suena el timbre insistentemente a cinco minutos del final del partido.

Que te levantas a la quinta con un cabreo del quince y abres la puerta dispuesto a matar al que esté al otro lado, y que lo que al otro lado aparece es una vieja pelleja, y que en lo que intentas estamparle la puerta en las narices ella se transforma en una pelirroja de metro noventa justo en el momento en que escuchas de fondo cómo Modrić marca el 2-1.

Que tú piensas "¡por fin se hace justicia!, ya solo falta que pierda el Atleti, y tengo Liga y pelirroja, ¡vaya sábado!"

Aún soñando con tu suerte la pelirroja te empieza a soltar El Manifiesto de Marx y te achaca que eres un capitalista egoísta que solo se fija en las apariencias, y mientras escuchas que ha acabado el partido, que el gol de Modrić no sirve de nada porque el Atleti también ha ganado, la pelirroja te echa una maldición, convierte tu casa en el castillo de Skeletor, al mayordomo en reloj, al sirviente en candelabro y a ti en un cruce entre león, búfalo y gorila. Que lo más bonito que te pueden llamar es Bestia. Pues oye, igual la tipa iba un poco a pillar, ¿no?

Bueno, volviendo al tema (o no): esta semana ha muerto Franco Battiato, el italiano de nariz semita que quería verte bailar como los zíngaros del desierto. El gran Franco Battiato era tan virtuoso como feo. Porque era feo a rabiar. Y ver a un tipo así de feo cantar delicias como Centro Di Gravità Permanente, La Stagione dell'Amore o I Treni Di Tozeur (mi favorita) te hacía comulgar con el equilibro entre la apariencia de belleza distraída y la belleza interior.

Y esto sí me lleva al vino del que venía a hablar, y del que debería llevar hablando hace ya un rato: se llama Peñamonte 5 meses -ya el nombre es muy sensual, ¿eh?-, y tiene una etiqueta a lo belleza Battiato.

Que tú te cruzas con este vino en el lineal de un supermercado y le haces menos caso que a la vieja pelleja, pero que si me haces caso a mí, que soy la pelirroja pero sin mala baba, le darás una oportunidad.

Cuesta menos de 6 pavos, es de Toro, 100% tinta de Toro, y contra todo pronóstico es suave, fresco y que si te tiras el pisto y lo sacas en un decantador cantando "qué festín qué festín el banquete ya está aquí" todavía le cuelas a tu cuñado que es un Pintia (bueno, no tanto. O sí, no sé qué nivel de cuñados te han tocado).

(Nota: por más finales de Liga como este, que a mí, que hace años me dejó de interesar el fútbol me ha tenido muy entretenido; y que enhorabuena si eres atlético, y que seas quien seas espero que encuentres tu centro de gravedad permanente, que Battiato se ha ido muy lejos a buscarlo... Buen viaje maestro).

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