Cuenta que lleva 4.000 días seguidos (más de 10 años) fotografiando desde el mismo lugar la esquina de la Calle tres y la séptima Avenida siempre a las 8 de la mañana. Cuatro mil días seguidos con toda clase de tiempo. Por eso nunca se va de vacaciones, porque tiene que estar en su puesto todas las mañanas. Es la obra de su vida.
La misma imagen de la misma esquina ("es mi esquina, solo es una pequeña parte del mundo pero allí también pasan cosas, como en cualquier otro sitio") día tras día a la misma hora.
Se lo cuenta Auggie Wren (interpretado por Harvey Keitel en Smoke, 1995) a Paul Benjamin (al que da vida el recientemente fallecido William Hurt) mientras pasa las páginas de un álbum.
Benjamin está abrumado, apenas presta atención y acaba diciendo a su colega que las fotografías, ordenadas cronológicamente con su fecha escrita en un adhesivo, son todas iguales.
"Son todas iguales pero cada una es distinta a todas las demás", le responde Wren. Lo que ocurre a partir de ahí, ese momento en el que Paul empieza a fijarse de verdad en cada foto, ya lo veis vosotros, tenéis la peli en Filmin.
Lo que hace Auggie Wren fotografiando cada día la misma esquina (en la que, por cierto, se encuentra Brooklyn Cigar Co., su estanco) es lo mismo que hace Maya en Sideways (Alexander Payne, 2005) cuando cuenta en qué piensa cada vez que abre una botella de vino:
“Me gusta pensar en qué pasaba el año que crecían las uvas; en cómo brillaba el sol o si llovía. Me gusta pensar en toda la gente que cuidó y recogió las uvas. Y si es un vino añejo, en cuántos de ellos ya deben de estar muertos. Me gusta ver cómo un vino sigue evolucionando. Por ejemplo, si abro una botella hoy, sabrá distinto a cómo habría sido si la hubiese abierto cualquier otro día".
El mismo vino, del mismo viñedo, de la misma cepa. Pero un vino distinto según el día que decidamos abrirlo, porque es un ser vivo, que evoluciona, igual que evoluciona la esquina del estanco de Wren, porque aunque sea la misma fotografía 4.000 veces repetida desde el mismo ángulo, y a la misma hora, cada día es distinta a todas las demás.
Sí, nos apetecía compartir esta digresión de mañana dominical porque estamos resacosos, hemos sacado las mantas de sofá que llevan sin ver la luz en un altillo desde hace meses, y porque sabemos por experiencia que comienza esa época del año en la que todo es menos festivo y ligero, porque hay menos luz y hace más frío, y todo es más reflexivo y lento.
Y eso nos permite beber más despacio y quizá pensar un poco en el trozo de historia que nos estamos llevando a la boca en cada trago.
O no.
Por cierto, Sideways la tenéis en Prime Video.