Los cansinos del sólo con o sin tilde

¿Eres de los que se indignó cuando la RAE hace unos años quitó la obligatoriedad de la tilde en sólo y ahora has celebrado su vuelta? ¿Eres de los que ni les va ni les viene? ¿Eres de los de "no sé de qué mes estás hablando"?

Aquí somos de la unpopular opinion de que nos da igual, de que cada uno debería poder tildar cuando crea que ayuda a que su texto se entienda, al igual de que debería haber libertad sobre el uso de los signos de puntuación. 

Saramago se tomaba la libertad de usar las comas seguidas de mayúscula en párrafos infinitos para indicar que lo que estaba sucediendo era una conversación. Delibes era laísta (Cinco horas con Mario tiene laísmos hasta en los márgenes). Pemán decía que lo importante de una historia era que fuera buena, que ya vendrá otro a ponerle las comas.

Y estamos de acuerdo: gente que se sabe las normas de ortografía al dedillo hay mucha; pero gente que sepa escribir buenas historias no hay tanta (de los que hacen bien las dos cosas casi no hay, y Umbral ya no está entre nosotros).

Con el vino pasa parecido: proyectos que saben venderse, etiquetarse y comunicarse bien hay muchos; vinos que realmente estén bien elaborados, hay menos.

Porque lo de saber elaborar un buen vino, ponerle un precio justo, y además comunicarlo y etiquetarlo guay, está al alcance de muy pocos. Nuestra máxima es descubrir y resaltar esos proyectos.

Así que, deja de mirar la tilde del sólo y mira si ese sólo, con o sin tilde, está dentro de una buena historia.

Regresar al blog