Mi superioridad moral absurda preferida es ver una película habiéndome leído antes el libro. Paso todo el visionado de dicho film con la muletilla en la boca de “pues en en el libro…” cada vez que algo es diferente, o hay algún cambio en la trama, tal personaje no corresponde… o lo que sea; cualquier excusa para desquiciar a quien me esté acompañando con “pues en el libro no se qué, pues en el libro no sé cuántos, piis in il libri…”.
Cada vez que termino un libro que tiene peli, hago todo lo posible por verla inmediatamente, para tenerlo fresquito y poder comentar cada fotograma a placer ante el desquicie de quien me acompañe. Es uno de mis deportes de riesgo favoritos.
Otra superioridad moral absurda que está casi a la altura es la de compartir un arroz con alguien que ‘veranea en Alicante’. Que tú comentas, “está bueno, ¿no?” y te responde “yo es que veraneo en Alicante”. ¡Pero qué nos quieres decir con eso! Una vez lo pregunté y me soltaron un tratado sobre los milímetros de grosor del arroz que ríete tú de la Teoría de la Relatividad. De hecho creo que Einstein descubrió su vocación ‘veraneando en Alicante’.
Y otra que está casi a la altura de estas dos es la de aquellos que se suscriben a una carta semanal que recomienda vinos con el único propósito de matizar, puntualizar y sacar punta a cada calificativo o descripción de los vinos. ¡Me tenéis frito! Que os quiero un montón, eh, pero seguro que veraneáis en Alicante.
Y seguro que tú tienes una superioridad moral absurda preferida. Cuéntamela. O no me la cuentes, pero piensa en ella, que es divertido.
Mientras le das vueltas aprovecho para recomendarte un vino de… ¡tachán! Alicante. Porque los que veranean en Alicante saben muchísimo de centímetros de grosor de arroz (y de que el recipiente en el que se elabora la paella se denomina también ‘paella’ y no ‘paellera’. Esto lo dicen cada vez que pueden. Cuando ‘veraneas en Alicante’ tienes la loable misión de corregir a todo el que lo diga. Es tu north star en la vida), pero lo que muchos no saben es que algunas cepas alicantinas dan oro.
Como las cepas de Sierra Salinas, bodega que ha colocado tintos en cimas a las que nunca jamás soñó llegar un vino alicantino. Tiene maravillas como el exclusivo Salinas 1237 (cremita), pero además su vino base, MO Salinas Monastrell, de 6-7€, es un tinto suave y una ligereza rara avis en los vinos de esta calurosa zona. Etiqueta sobria y elegante a la par que distinguida, señorial y flexible (que lo mismo queda bien en Nochebuena que viendo el fútbol, o el tenis, o La casa de papel, que cada uno beba viendo lo que quiera hombre ya!)