Quizá la felicidad era esto

Ha muerto Javier Marías. Quizá te da igual, quizá no. Para mí ha sido una muerte prematura porque me da rabia. Marías es uno de esos escritores que me enseñaron que la buena literatura no solo estaba en los clásicos como me habían enseñado en el colegio (con todo el respeto a Cervantes, Galdós, Larra, Buero, y al libro del Buen Amor), si no que había literatura contemporánea que me podía hacer feliz.

Y lo bueno de que la literatura contemporánea te haga feliz es que sigues conservando la ilusión cada vez que un autor contemporáneo publica algo nuevo. Javier Marías ya no va a publicar nada nuevo (más allá de que seguramente aparezca algún texto póstumo). Y eso me da rabia. La misma rabia que me dio cuando hace siete años falleció Rafael Chirbes. Tras su Crematorio y su En la orilla merecíamos más novelas que retrataran así de cruda la ambición del hombre actual.

La desaparición de Marías coincide con la aparición de la nueva novela de Enrique Vila-Matas, otro de esos contemporáneos que me hacen feliz. La novela la escribió tras someterse a un transplante de riñón que a sus fans nos tenía en vilo. Y mientras celebrábamos la vuelta de Vila-Matas fallecía Marías. Un desastre.

Espero que Javier Cercas esté haciendo ejercicio a menudo y tomando cinco piezas de fruta al día.

 

"Me detengo de pronto cuando recuerdo que con la felicidad es mejor no confiarse y que lo más sabio es dejar que sea efímera y no querer abrazarla tanto. De modo que rebajo yo mismo el ímpetu de mi alegría ...". Eso de la ultima de Vila-Matas.

Y es que quizá la felicidad era eso. Momentos felices. No se es feliz, se tienen momentos felices. Tanto, que hasta puede merecer la pena forzar a que sean efímeros, como dice Vila-Matas.

Para mí, la felicidad es el primer trago de vino en la compañía adecuada; es descubrir un vino que no conocía, y que me noquea, y pensar esto tiene que estar en Descorchify sí o sí; es que me llame tal enólogo a decirme que ha conseguido elaborar un gran vino de un viñedo perdido...

Son momentos efímeros, pero intensos. Y son el cúmulo de estos momentos felices lo que quizá sea la felicidad...

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