Suena la rumba cincuentera de Xavier Cugat en la habitación 3314 del aún no inaugurado nuevo hotel de la capital. Uno de esos hoteles con "un precio que un hombre moderno ha de ser capaz de pagar una vez que la noche echa a andar", que cantaba Nacho Vegas.
Cuatro periodistas, un escritor, un actor, una actriz, gente del arte, algún joven empresario, 15 botellas de vino y una champanera de aluminio sobre una mesa en el centro de la sala que gotea dando forma a un charco que va creciendo al ritmo que se derrite el hielo.
Con las rumbas de Cugat se beben cuatro botellas y media de Campillo Blanco Fermentado en Barrica. Aunque esa tarde ha llegado el otoño, ese blanco entra como la seda gracias al paso por barrica y a la temperatura que le da la champanera.
Con la luz baja y los graves altos comienza a sonar Florence and The Machine mientras el cálido Místicos levanta corazones y embriaga a los presentes. La historia de este tinto maño es abrazada por todos. Tras una o dos copas nos queremos todos más: nos mezclamos, presentamos, buscamos puntos en común mientras damos paso a Península Vino de Montaña, que bajo el ritmo de Daft Punk cierra la velada.
Es un resumen peliculero de la semana que llevamos, de mucho evento, mucho vino, mucho sarao y mucho Descorchify. Esto está siendo una preciosa locura gracias a tipos y tipas como tú, y te queremos dar las gracias, y seguir recomendándote vinos, y discos, y lecturas... Y también que tú nos cuentes, siéntete libre para decirnos lo que quieras, tienes abierta la habitación 3314. Pásate y nos tomamos un vino. Yo invito.