”No hace falta conectar nuestra vida a una canción para entenderla o apreciarla, pues carecemos de indicio sobre las intenciones del autor”. Leo esta frase en un MondoSonoro de diciembre del 2019 que me han regalado al comprar lo nuevo de Blur (¡qué delicioso es lo nuevo deBlur!).
Me recuerda a una idea que leí durante la pandemia a Jeff Tweedy (líder de Wilco) en uno de sus libros: una canción alcanza el equilibrio perfecto cuando todo el mundo piensa que la ha entendido, pero nadie coincide en qué significa exactamente.
Esta semana he escuchado el episodio que Sofá Sonoro ha dedicado a los 25 años de la publicación del Morning Glory de Oasis. Cuentan que las letras de las canciones de ese disco se terminaron de escribir mientras se grababa. De ahí que años más tarde cuando le preguntaban a Noel Gallagher qué quería decir tal frase de Wonderwall o tal estrofa de Don‘t look Bank in Anger, el compositor británico decía que no recuerda qué quiso decir.
Aún así, hay mucha literatura publicada sobre el significado de las letras de ese discazo.
Volviendo a Tweedy y apropiándonos de su idea, un vino alcanza el equilibrio perfecto cuando tú eres capaz de ponerle nombre a su color, a su aroma, a su sabor, pero sobre todo a lo que te hace sentir.
Da igual lo que haya querido transmitir el enólogo. Lo importante es qué has entendido tú. Parafraseando lo de MondoSonoro: “carecemos deindicio sobre las intenciones del autor”, así que, eres tú y esa botella, tú y ese libro; tú esa canción.
Tweedy remata: “nunca me desvivo por saber de qué se supone que hablan las letras, especialmente si ya he descubierto qué significan para mí”. Pues lo mismo con cada botella descorchada, porque sólo importa lo que significa para ti.