Vinos que son ruido y vinos que son armonía: Barbazul

Empezábamos a la par y según iba avanzando el ensayo aquello se convertía en ruido. Uno de nosotros subía un poco el volumen de su instrumento; al principio no se notaba porque era muy sutil, pero al poco rato otro hacía lo mismo para poder oírse. Y el siguiente igual.
Y así entrábamos una espiral de volumen que acababa en un estruendo ingestionable.
Pasaba siempre, era nuestro sello, hacer ruido. Y lo que para otros grupos es su firma de éxito (véase los exitosos muros de ruido de los Radiohead, Wilco y hasta Los Planetas) para nosotros fue un handicap que jamás supimos drenar.
Han pasado quince años y ahora ese ruido lo he trasladado a las 20:15h de cada tarde en mi casa. Concretamente a la hora de la pista musical de Pasapalabra (sí, en mi casa se ve Pasapalabra. No hay vergüenza. Nos gusta Pasapalabra. Es divertido y algo aprendemos. Y tú deberías hacer lo mismo).
El caso es que según empieza la pista musical, que es la única prueba en la que no hago un estruendoso ridículo, un niño de los que viven en mi casa empieza hablar -y yo subo el volumen-, otro grita -y subo un poco más-, yo les meto un chillido para que se callen mientras subo más el volumen. El resultado es la tele al 34 (el volumen habitual es 10), un ruido ensordecedor y todos enfadados. Así todos los días. Esnuestro momento de felicidad familiar diario. Una terapia poco estudiada pero muy efectiva. Pruébala, es gratis.
Volumen, vino y ruido
Hay vinos que combinan distintas variedades de uva para ser perfectos. Mezclas de tempranillo, graciano y mazuelo (la receta ancestral de los riojas clásicos), o merlot y cabernet (habitual en Francia y en Napa) o mezclas de syrah, garnacha… cada viñedo es un mundo y cada enólogo un druida; En estos coupages, que es como se dice en el argot, lo complicado no solo está en elegir bien qué uvas vas a mezclar, si no qué porcentaje de cada una de ellas.
¿A cuál le meto más volumen en el depósito? Y de ahí salen Wilcos -ruido en armonía-, o por contra las terapias familiares -todos gritando-. Y yo sinceramente en este caso me quedo con los Wilcos.
Esto leído así es como ponerle ketchup a las lentejas, y no me preguntéis cómo, pero en este caso funciona.
Y vamos que si funciona, Barbazul cuesta en tienda 8-9€, nace de las uvas de una impresionante finca llamada Huerta de Albalá en Arcos de la Frontera, y si no lo has probado ya estás tardando.
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